Reseña #110 Diez

Título original: Ten

Autora: Gretchen McNeil

Editorial: Maeva Young

Páginas: 355

Precio: 16,90

Encuadernación: Tapa blanda con solapas

Saga: No

Cuando Meg y Minnie reciben una misteriosa invitación a una fiesta en Henry Island, no dudan en mentir a sus padres para no perdérsela. Es una oportunidad única antes de empezar la universidad. Al llegar a la isla, conocen a los otros ocho invitados y encuentran un DVD con un siniestro mensaje: «La venganza es mía». Meg emp ieza a sospechar que algo no va bien. Una terrible tormenta los deja aislados sin electricidad ni wifi, y faltan cuarenta y ocho horas para que llegue el próximo ferry. El primer cadáver puede interpretarse como un suicidio, pero aparece otro... Entonces, Meg comprende que el mensaje iba en serio. ¿Podrán Meg y Minnie salir con vida?

En primer lugar, muchas gracias a Julia por prestarme el libro. Quiero decir que leí esta novela con altas expectativas porque el original, Diez negritos de Agatha Christie me encantó, y esta novela ha sido un poco como darle una patada al original. Es decir, a mi no me ha gustado, pero probablemente si no hubiera leído Diez negritos antes la hubiera disfrutado más. Ya se sabe, las comparaciones son odiosas.

En el aspecto técnico, la narración es en tercera persona, pero siempre desde la perspectiva de la protagonista, Meg. La prosa es muy sencilla, lo que agiliza mucho la lectura, aunque personalmente he echado en falta un poquito de calidad literaria.

Lo peor de esta novela son, sin duda alguna, los personajes. Niñatos de instituto americano en su más pura expresión. Odiosos, egocéntricos e irritantes. De hecho el principio me pareció un horror precisamente porque nos van presentando a todo ese elenco tan tópico de adolescentes. La verdad, seguí leyendo con el pensamiento de “a ver si se mueren todos”.

De entre estos personajes, Meg se salva un poco más, pero me parece un estereotipo con patas. El mozo de turno, un tal T.J. es una especie de galán disfrazado de chulillo, pero la peor es Minnie, la irritante e histérica mejor amiga de Meg.

Vamos con la segunda parte de la novela que más me ha indignado, la trama amorosa. El amor, precisamente aquí, es completa y totalmente innecesario. De nuevo me hago eco del original, donde no hay, porque no hace falta. Pero nada, como en toda novela juvenil tiene que haber amor, pues lo metemos con calzador. En serio, es la cosa más forzada y ridícula que he visto en mucho tiempo. La especie de triángulo amoroso raruno, enmarcado por celos, es penoso. Y los sentimientos de la protagonista dan risa.

De hecho, en cierto momento que la historia se pone interesante y ya pensaba que el libro tiene salvación (es decir, muertes y un poquito de terror) aparece un momento pasteloso forzadísimo. Porque claro, es lo más normal del mundo darse el lote mientras que la gente a tu alrededor está muriendo y hay un asesino psicópata suelto, claro que sí.

Y ahora vienen las partes buenas, que sí, que algo tiene. En cuanto al terror y la intriga, creo que la novela mejora bastante. Tampoco es un novelón de terror, pero para ser juvenil en ese sentido es decente. De hecho confieso que he disfrutado leyendo las muertes de los personajes (que sádica soy coñe). Miedo la verdad es que no da, pero la parte de misterio e intriga está bien llevada. En cuanto al malo, no me ha parecido excesivamente predecible. Con las pistas y las situaciones puedes adivinarlo, pero yo estuve barajando bastantes hipótesis y no lo tenía claro del todo.

Y el final… sin hacer spoiler, la resolución del conflicto si que me gustó, pero de nuevo, el romance de las narices hace que quede un poco ñoño.

En resumen, en mi opinión podría haber dado mucho más de sí, porque la dosis de intriga está bien, pero si hubieran reforzado los sentimientos de miedo en vez de los románticos podría haber tenido el resultado asfixiante y de terror que me esperaba. Y sobre todo, podrían haber creado unos personajes más coherentes y menos repelentes.