lunes, 6 de agosto de 2012

Reseña: Aún te quedan ratones por cazar


Título original: Aún te quedan ratones por cazar
Autora: Blanca Álvarez
Ilustradora: Laura Catalán
Editorial: Anaya
Páginas: 126
Precio: 9,50
Encuadernación: Tapa dura
Saga: No
Premio Anaya de literatura infantil y juvenil













Ryo no entiende por qué la guerra se ha llevado lejos de Nagasaki a su padre. Tampoco entiende por qué todo ha cambiado: ya no se escuchan las campanillas de los narradores anunciando su llegada, los alimentos escasean, y su amiga Reyko no parece la misma. Además, su madre está triste y la dureza de su abuela Saya no ayuda en el día a día.

Ryo se ve obligado a crecer, ya no es un niño y es consciente del mundo que le rodea. Su gato Wara le dará pistas para volver a estar cerca de Reyko: solo recobrará la ilusión si es capaz de luchar para llevar a cabo algo extraordinario.


Lo primero de todo, estamos ante un libro infantil, dirigido a un público entre 8 y 12 años (a mi entender), por tanto la prosa, el vocabulario y la narración son acordes a esa edad.
Por eso a quien no le gusten los libros infantilizados que se lo vaya quitando de la cabeza.

La historia se relata en 1945, durante la Segunda Guerra Mundial. Asistimos a como transcurre ese periodo en Japón, y vemos la guerra a través de los ojos de Ryo, un niño de 12 años cuyo padre ha sido reclutado en la guerra. Por tanto la guerra es el mal, es un hecho fastidioso que ha dividido a su familia, que lo ha alejado de su familia.

Lo malo es que los personajes no están muy definidos. Pese al indiscutible protagonismo de Ryo, no logro verle una personalidad propia, de hecho, la que más carácter tiene es la abuela Saya.
Un hecho curioso es que Ryo llama a sus familiares por su nombre, es decir, no dice mamá o abuela, sino Izumi o Saya. Esto me resulta curioso para tratarse de un libro infantil.

Si hubiera que recriminar algo sería la repetición hasta la saciedad de la frase que da título al libro en diversas formas. Sólo en el primer capítulo aparece por lo menos cuatro veces (contadas por mí).

Siguiendo con la trama, la vida de Ryo va pasando, y no ocurre nada digno de mención hasta un suceso detonante que no puedo contar porque es spoiler, pero que es bastante fácil de imaginar que puede ser. A partir de ahí es cuando Ryo intentará llevar a cabo ese "algo extraordinario" (que no es extraordinario para nada) que menciona la sinopsis.

El libro no parece tener una finalidad clara, sino que simplemente se adentra en la vida de Ryo y avanza paralela a ella, contándonos detalles de su vida y su famila, hehcos pasados que recuerda cuando estaba junto a su padre y las ganas que tiene de casarse con cierta chica. Chica a la que por cierto le cambian el nombre las veces que quieren. A ver, o Reiko, o Reyko, los dos nombres no, por favor.

Cabe destacar las bellas ilustraciones de Laura Catalán, que aunque de trazo sencillo, están llenas del aura oriental. Son bonitos diseños plasmados sobre un color mostaza. En este apartado de la web de la ilustradora podéis encontrar más dibujos del interior del libro.

En conclusión, para tratarse de un libro que habla de la guerra es bastante flojo, pero si tenemos en cuenta a quien va dirigido, vemos que se trata de un libro bonito pero triste, con algunas pinceladas bélicas.

Puntuación: 3.5

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